Las figuras de Buero Vallejo y Alfonso Sastre en el teatro posterior a la Guerra Civil. La renovación del teatro


Teatro


Al terminar la Guerra Civil, el panorama del teatro es desolador. No sólo los grandes maestros (Valle y Lorca) habían muerto, sino que la mayoría de autores importantes se había exiliado. 

TEATRO DE LOS AÑOS 40

En los años cuarenta se cultivó un teatro al servicio de la dictadura, con dos tendencias. Por un lado, aparece la comedia burguesa, que trata temas relacionados con las clases medias y acomodadas, con final feliz y gran sentimentalismo.

Representación teatral de Eloísa está debajo de un almendro

Sus representantes son Jacinto Benavente, José María Pemán, Juan Ignacio Luca de Tena y Joaquín Calvo Sotelo. Por otro lado, encontramos el teatro del humor, que presenta obras que rozan lo absurdo y buscan la risa con situaciones inverosímiles. Gozaron de gran popularidad Enrique Jardiel Poncela (Eloísa está debajo de un almendro) y Miguel Mihura (Tres sombreros de copa).

 TEATRO DE LOS AÑOS 50

A finales de los años 40, nos encontramos con Historia de una escalera, de Antonio Buero Vallejo, que inicia un teatro de corte social que será la tónica durante los años 50. En ella aparecen ya temas como la Guerra Civil o la situación de pobreza de la sociedad española. Buero Vallejo se enfrenta a la realidad del momento con referencias siempre ambiguas. Desarrollará una extensa obra en la que, mediante procedimientos de ocultación, expone críticas a determinados aspectos del Régimen (prisioneros políticos, falta de libertad creativa, etc.) Además de un uso exhaustivo de los elementos escénicos (iluminación, juegos con los decorados o el sonido), Buero utiliza la presentación de los acontecimientos como hechos históricos para burlar la censura. Una constante en su obra será también la aparición de personajes con taras físicas o mentales, que se convierten en un símbolo de la sociedad española, mutilada por el Régimen franquista.

Fotografía de Buerro Vallejo

En el teatro de Buero hay una evolución que camina, desde el enfoque más existencial de la citada Historia de una escalera y En la ardiente oscuridad, hacia el tono más reivindicativo y puramente social de obras como Un soñador para el pueblo y El tragaluz.

Dentro del teatro social surge también la figura de Alfonso Sastre, autor inconformista que tuvo siempre problemas para estrenar sus obras. Escuadra hacia la muerte, por ejemplo, que plantea el conflicto entre la autoridad de un cabo y la libertad de los soldados, fue prohibida.

Fotrografía de Alfonso Sastre

 

TEATRO DE LOS AÑOS 60

En los años 60, algunos autores crean un teatro novedoso y vanguardista influido, sobre todo, por el teatro del absurdo (Beckett, Ionesco) y el teatro de la crueldad de Antonin Artaud. Estos dramaturgos presentan también temas sociales, pero ahora se considera el teatro más como un espectáculo.

Aparecen varios autores significativos. Fernando Arrabal desarrolla un teatro que se basa en una violencia y erotismo extremos (el llamado «teatro pánico»), tratados desde procedimientos surrealistas. Llama también la atención el uso del lenguaje infantil y la ruptura con la lógica (como en El cementerio de automóviles o El emperador y el arquitecto de Asiria).

Francisco Nieva presenta como tema fundamental la represión social que degrada al hombre y utiliza técnicas cinematográficas, lenguaje popular y pinceladas del teatro del absurdo (por ejemplo en Malditas sean Coronada y sus hijas y Pelo de tormenta).

Los simbolistas, conocidos como «nuevos autores», desarrollan un teatro cargado de simbolismo, pesimista, cuyo tema estaba relacionado con el poder opresor e incluía elementos relacionados con la sexualidad y la violencia. Destacan figuras como las de José Ruibal (que con sus obras expresaba a través de símbolos asuntos políticos, como en La máquina de pedir), Miguel Romero Esteo o Luis Riaza.

TEATRO DE LOS AÑOS 70

Representación de La FundaciónPor su parte, Buero Vallejo evoluciona manifestando una voluntad de no permanecer al margen de las innovaciones experimentales de los 70. La novedad técnica más llamativa es lo que se ha denominado «efectos de inmersión», que nos hacen «ver» u «oír» las cosas tal y como las percibe o las imagina algún personaje. Con ello logra expresar lo escondido en la conciencia, las obsesiones e incluso los trastornos psíquicos. Destaca La fundación.

De todas formas, el teatro que triunfa en los años 70 es el heredero de la comedia burguesa, representado en esta época por Alfonso Paso. Dentro del teatro comercial, se encuentra también la figura de Antonio Gala, un autor de gran éxito con obras como Anillos para una dama.

En esta década, la creatividad se verá reducida al ámbito de las compañías independientes, como las surgidas en Cataluña: «Els Joglars», «El Comediants» o «La Fura dels Baus». Estos grupos rechazaban el espectáculo conservador mediante la elaboración de una estética particular y de un intento de autofinanciación. En sus espectáculos se pierde la primacía de la palabra y se potencian los elementos sonoros y visuales. También se dan cambios entre los actores y el público. Por último, se apropiaron también de técnicas propias de la farsa, la pantomima, el teatro de títeres, el circo o el cabaret.

Otros grupos destacados son «TEM», «Los Goliardos», «Tábano», o «TEI» (en Madrid); o el «Teatro Circo» (en Galicia)…

Representación de Els Joglars

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